10 hechos que demuestran que la navidad ha cambiado
Me encuentro en el ecuador navideño de 2014 y ya puedo afirmar con total conocimiento que es necesario limitar en la Constitución el número de cenas o comidas a las que puede asistir una persona. Alguien tiene que ponerle freno a estas fechas en lo que a comilonas se refiere.
La navidad ya no es lo que era, año a año va mutando conmigo, o yo con ella. Cada 365 días encuentro una navidad un poco diferente a la anterior, o me encuentro diferente en una navidad igual. Sea como fuere, a mis 30 años he llegado a la conclusión de que la cosa ha cambiado mucho y voy a comentaros los 10 puntos más importantes de esta mutación con la edad.
1. Te sientas en la mesa de los mayores y hablas de cosas de mayores
Con los años se acaba eso de compartir mesa pequeña con tus primos. En mi familia nos juntamos bastante gente en las reuniones familiares, por lo que nos vemos obligados a hacer mesa de niños y de adultos. Cuando pasas de los veintitantos tienes el privilegio de poder pasar a la mesa de los mayores, pero no todo es tan bonito. Te meten en conversaciones de política, cotilleos de gente que no conoces, aguantas conversaciones de cuñaos y hasta algún vídeo de Whatsapp. Lo bueno es que puedes acceder más fácilmente a la comida y a la bebida, pero, ¿compensa?. Eso que anhelabas desde hace años puede que no haya sido buena idea.
2. Los juguetes que pides ya no vienen en el catálogo de El Corte Inglés
Nos gustan los juguetes, no vamos a mentir, pero no como antes. Paradojas de la vida, cuando era pequeña me moría por un Nenuco y habría empeñado cualquier cacharro a pilas a cambio de ese muñeco. Ahora, con el boom de las mamás a mi alrededor, prefiero mi cacharro a pilas que un Nenuco de carne y hueso que llora cada dos por tres. Mi reloj biológico de momento está activado hasta el nivel «cachorros adorables«, creo que le faltan un par de años para pasar al nivel bebés.
3. En Nochevieja prefieres salir como todos los días que en modo Vedette
Yo he sido de las de: Vestido sexy digno de una gala de Noche de Fiesta, tacones imposibles, bolso pequeño y pendientes a juego. Que no falte de ná, y que se note que me he preparado pero bien. Pero ya no. La tendencia normcore lleva primando en estas fechas desde hace años y yo soy fans. Ese look aparentemente normal pero cuidado es la clave del éxito en nochevieja. Por favor, no me hagáis el ridículo con outfits imposibles.
Además, ¿Quienes llevan traje o se emperifollan hasta la extenuación? Los adolescentes que creen que hay que llevarlo por ser nochevieja y los del pueblo que se arreglan en exceso con la idea de parecer Cristiano Ronaldo. Ya.
4. Las cenas o comidas de navidad se incrementan año a año
Como los hijos de tus amigos. Se empiezan a cambiar cenas de borrachera por comidas con carritos y esto es algo que no se puede parar llegados a estas edades. Además, son los causantes de que las quedadas se multipliquen año a año.
Si en navidad tienes un hueco libre una noche, por la ley de la unión de partículas amiguiles, se rellenará con otra cena. Da igual, la que sea, siempre surge algo (creo que esto es lo que llaman la magia de la navidad). Por lo tanto, año a año tendrás más cenas y más comidas. Un no parar de alimentos y bebercios totalmente desproporcionado. Lo bonito de esto es que en algún momento pedirás a los dioses que te den una tregua y el mundo te deje hacer dieta, que es lo que te apetece.
5. El cotillón no te representa
¿Salir montada en un par de grúas a beberte una pócima harrypotesca para amortizar los 50 euros que has pagado ya? Perdona pero no. He estado ciega muchos años, y no hablo de borracha únicamente. Yo pagaba cotillones en los que el éxito era pillar al vuelo 4 canapés chusqueros y no morir al ir a pedir, todo sin necesidad. Las noches en los cotillones en bares y discotecas se resumen básicamente en: ponerte todo lo de la bolsa de los chinos pero que quede mono, pedir copas de dos en dos para no tener que hacer cola, robar copas de alguna mesa para no tener que hacer cola, comer algo de dudosa calidad de una bandeja y recoger el abrigo de un charco de alcohol para meterte en un taxi.
Por 50 euros me compro yo la bolsa, me voy al bar de siempre a beber donde mi abrigo está a salvo y antes de irme a casa me pillo un kebab. Que por ser la última noche del año no voy a ser la más pringada del año.
6. Acostarse pronto la noche de reyes ya no es necesario
No es que sea o no necesario, es que posiblemente estés dándole al jarro y no pongas punto a esto. Antes nos íbamos pronto a dormir con la ilusión de ver al día siguiente la casa convertida en un Toys «R» Us, pero ahora, cuando ya te toca comprar regalos a ti también y te conviertes un poco en rey mago, el toque de queda desaparece.
7. Las resacas no son sólo por beber alcohol
A mis 30 he descubierto que puedes tener resaca de muchos tipos: La resaca de después del atracón que sólo se cura con Almax, la resaca de no dormir una mierda que te pide sofá e ibuprofeno, y la resaca de después de la resaca, esa que te sorprende un día después sin ningún motivo. Si crees que vas a poder recuperarte de alguna de estas, lo siento pero no. Tu ritmo frenético de agenda no te da tregua y no te quedará otra que aguantar hasta enero.
8. Coges unos kilos que no te quitas hasta marzo
Lo de el 7 de enero me pongo a dieta ya se lo decía Gila al enemigo hace años. Es más viejo que la tos e igual de efímero. Todos lo prometemos pero casi nadie lo cumple, y eso es porque lo prometemos en caliente y sin meditarlo antes; seguramente influenciados por el punto número 4 del post. Tantos excesos producen un hartazgo tan grande que ponerse a dieta es casi un regalo, además, si a esto sumamos que la ropa de rebajas te queda como el culo por la barriguita que has echado, el sentimiento «vida healthy» se incrementa.
9. Un 80% de tu capacidad mental la dedicas a pensar regalos para otros
¡POR DIOS! ¡Nos explota la cabeza de pensar!. Tiene que ser un regalo guay, gustarle, ser útil, que no lo tenga, que se ajuste al precio, que sea original y que lo pueda devolver. ¿Qué número de pie tiene? ¿Qué talla usa? ¿Le gusta este tipo de música? ¿Y si me uno con alguien y le compramos otra cosa un poco mejor? Y así con cada uno. El nivel de estrés es insostenible.
Y hasta aquí los regalos de reyes y Papá Noel, por que si nos metemos en el mundo «amigos invisibles» ya es para tirar de Diazepam. Además de todo lo anterior, el regalo tiene que ajustarse a un precio minimísimo y hacer reír al personal sin caer en que sea una tontería… Vamos que menos mal que el Tiger llegó a nuestras vidas para solucionarnos la mayoría de las veces este punto.
10. El otro 20% lo dedicas a responder Whatsapps
Estoy feliz de tener una vía de comunicación directa con todo el mundo a través de Whatsapp y las redes sociales, pero en estas fechas la cosa se pone seria porque todo el mundo quiere enviar y recibir amor al mismo tiempo. Nos pasamos el día contestando mensajes, lo que hace que la batería del móvil se agote, al igual que la paciencia. Pero el día de Nochebuena y Nochevieja es un bombardeo continuo de zumbidos.
Antes esto no pasaba, tú mandabas cuatro SMS a los compañeros de clase y pista, el resto que se dé por felicitado. Pues ahora parece que si no mandas 3 gatos vestidos de papá noel, 4 chistes sobre la situación de España el año que viene, 2 vídeos de elfos con tu cabeza puesta y 4 postales rancias a lo años 90, no molas.
Y que no se quede nadie por felicitar… A ver si la vas a liar. Bueno, o que no vean que has leído su felicitación de navidad y no has respondido siquiera, eso ya es para bloquarte los 365 días que están por venir.
Amigos, disfrutad de todo esto que pasa muy rápido y luego llega la rutina y la operación bikini de después de reyes. Y no os olvidéis de cambiar un poco cada año para que la navidad no se acostumbre, pero eso sí, siempre que sean cambios para bien.
Jajaajajaja! Me encanta el artículo! Me has hecho llorar de la risa!
Qué bueno!
Mis mejores deseo para este nuevo periodo.
Saludos!
Jajaja, gracias! 😀