Yo, outlook y mis clientes. Volumen 1
Los que trabajamos intercambiando emails con clientes en el día a día, vivimos en un constante estado de alerta. Tanto si recibes como si envías, tienes que estar preparado para la situación.
No entrar en pánico ante una petición desorbitada de un cliente o volver a leer el email antes de enviarlo es de primero de consultoría, pero en ocasiones, ya sea porque es lunes y no estás con todas las neuronas al 100% o porque vas rápido, se escapan pequeños detalles en los emails.
Yo, que soy de meter la pata fácil, vengo a contar algunas de esas pequeñas perlas que he soltado vía email; aunque suelo revisar siempre, a veces las preparo mucho:
- Poner a todos en copia
Aquel día que me envié un email a mí misma y puse a todos en copia, es decir, a los dos contactos del cliente y a mi compañera Raquel.
Porque yo lo valgo, aunque el email esté dirigido a los clientes, ¡yo la primera! así que, me lo mando a mí, luego el resto que lo lea si quiere que demasiado que los he puesto en copia… En serio, no sé cómo hice esto. - Un besi
Una cosa es que se te vaya la olla y te despidas con un beso en un email (peor sería hacerlo con un te quiero como se ha dado el caso a un compañero en una llamada telefónica), pero si te despides con un beso, que sea profesional. En el momento que se te va tanto la pinza que mandas: Un besi, ya es para aplaudir. El destinatario en este caso fue la encargada de marketing, no el jefazo, muy majeta ella. - Salydos
A la orden del día en el mundo de oficinas, yo creo que al cliente ya no le da ni sensación recibir un salydos. La mierda de la Y y la U están tan cerca que a todos nos ha pasado. Pero sí, igualmente es un chasco total ver que has mandado un salydo. Y tranquilo, aunque lo intentes, antes o después volverás a mandar salydos a los clientes. - Conpenedor
Con el tema PENE tengo un problema, creo que en la oficina hablo demasiado de este tema y mi subconsciente cambia palabras. En este caso, la palabra que me quedó me parece hasta poética, digna de usar en mi día a día, «CONPENEDOR»: «los pitos de tus ex van al conpenedor orgánico» (en esta ocasión la M antes de P no se aplica porque me inventé yo la palabra).
La verdad es que nunca transmití mi deseo al cliente de que siguiéramos usando esta palabra de por vida en nuestras comunicaciones, pero si me está leyendo, quiero que sepa que puede escribirme y le mando ejemplos de uso.
Hasta aquí el volumen 1. Mañana la parte dos de mis cagadas a manos de un teclado en una oficina, creo que es un post muy de lunes (del amor hermoso).
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