Soy fan del marketing de la Iglesia. (Esto había que decirlo)
No es que sea yo una persona muy fan de la Iglesia como institución, pero sí que tengo que reconocer que se lo curran mucho en plan marketing y tal.
Fui hasta 4º de la ESO a un colegio de monjas en el que mi gran hazaña fue meterme en el consejo escolar y pelear por quitar el uniforme a los mayores, lo conseguí junto con otra amiga y fuimos partiendo la pana por el patio durante un tiempo. Mi colegio se hacía llamar:
Las amantes de Jesús…
(Pausa dramática en la que os miro a todos a ver si alguien está en la misma onda que yo)
Bien, antes no tenía la cabeza tan amueblada en términos sexuales por lo que no vi la publicidad encubierta que el nombre traía, pero ahora, a mis 29 años, mi mente funciona en otro sentido y soy incapaz de escuchar el nombre de una congregación de monjas y no imaginarme la típica escena curiosa del plus codificado.
Y es que no me creo que nadie de dentro de la cúpula no haya tenido esta visión, es imposible que respeten tanto el noveno mandamiento (No consentirás pensamientos ni deseos impuros, yo también lo he Googleado) y sean tan decentes que no lleguen a ver que hay nombres/expresiones que incitan al pecado mental y a la gracia fácil.
Vamos a analizar los casos más conocidos dentro de las congregaciones de monjas, de menos a más impactante, he estado documentándome para la ocasión como podéis ver, pero no me juzguen:
- Las compañeras de Jesús
Bueno, queda como un poco promiscuo pero nada alarmante. Follamigas como mucho. - Las siervas de Jesús
Aquí ya pasamos un poco más al tema de mujer complaciente con el marido. Tema sexual y no tan sexual. - Las misioneras de Jesús
Porno clásico, incluso me atrevería a decir que casto y puro. - Las esclavas de Jesús
El tema ya está al nivel de la trilogía de Cincuenta Sombras de Grey. Tema sado a full, bondage, luces rojas… Creo que en los mandamientos debería añadirse uno que fuera “No te viciarás” porque esto tiene mucho vicio.
Y por último, mi colegio, que no deja lugar a dudas con el nombre, que vamos de frente y no nos escondemos detrás del tabú.
- Las amantes de Jesús
Sí, yo he sido amante. No hay nada más que añadir a este término, la doble intención de la palabra no hay que buscarla. Nosotras vamos de frente.
Por favor, alguien de la cúpula de esta vuestra Iglesia católica, que cambie los nombres o algo, que esto a día de hoy vende promiscuidad.
Aplicaos el cuento: “Podéis usar nombres que incitan al amor, pero que no lo llamen amor, que lo llamen otra cosa”.
Y ahora ya tiro las armas y pido perdón a las víctimas.