No me apetece ir al gimnasio: La película de todas las tardes
Mi conciencia y yo funcionamos con diálogos muy Tarantinos, nunca llegamos a ese nivel de sangre, pero con ganas nos quedamos… Este diálogo que pongo a continuación es algo que me pasa bastante a menudo, y sé que no soy la única.
– PPpppffff, mataría a cualquiera antes de ir al gimnasio, joder qué pereza, después de trabajar, con este frío… Es que no, ES QUE NOOOO, no me apetece nadaaaaa
– A ver, maldita concienciaaaa, deja de proponerme planes alternativos, JODER, no ves que no, no ves que tengo que ir. ¡¡Tú vas bonita, vas a ir por lo civil o lo criminal!!
– Que heeee pagadooo yaaaa… No puedo ir a ese sofá blandito que propones maldita voz interior de mierrrdaaa, no no no, voy.
– SÍ, TENGO QUE IR, VAMOS QUE SI VOY
…
RELAX, LO ASUMO, VOY A CLASE, SUFRO, SUDO, ME RÍO…
Y al terminar…
Y así todos los días.