Noches de pensar en el insomnio que produce pensar
Odio mi mente a las 3 de la mañana, es la única conclusión que saco mientras empiezo a escribir esto desde el sofá.
El sueño ha desaparecido como por arte de magia, concretamente entre las 00:10 y las 00:35. No aparece, se ha ido, y para colmo, me ha dejado una sustituta que adoro y odio, mi cabeza y su mundo.
Pienso en no pensar, pienso en que realmente no tengo nada en qué pensar, nada grave -toco madera- al menos de momento. Pero mi mente se empeña en presentarme un carrusel de posibilidades y vuelcos que puede dar mi vida, eso sí, a cada cual más dramático y oscuro. ¿por qué? me pregunto yo misma, no lo sé, pero no paran de llegar actualizaciones y posibles caminos.
Y una idea surge de la nada, y otra viene y me trae un recuerdo, que a su vez, me plantea otra duda. Navego cual Tarzán de los pensamientos entre liana y liana. Sé que como me descuelgue me mato, que debería aminorar la marcha de mi cabeza y bajar despacio, pero cómo se hace eso a estas horas, me lo expliquen.
La teoría de cuerdas en mi mente, mundos paralelos de opciones posibles que puede que no pasen nunca, pero mi mente se preocupa igual por todos, sin sentido, ya lo sé.
Me muevo en la cama, Héctor me da calor y está profundamente dormido… Qué gusto. Ojalá yo pudiera. Me da pena poder despertarle con tanta vuelta, pero a la vez quiero que esté despierto conmigo. No le toco, ni le hablo, ni le miro; pero parece que me ha notado, oído y devuelto la mirada. Se despierta entre sueños.
Está en esos momentos en los que sólo puedes articular como máximo una pregunta -¿qué haces con el móvil?- y con eso, sin esperar respuesta, se gira. Yo aprovecho que está medio despierto para contarle que mi cabeza está pensando, y pensando mal.
-tranquila, lo que sea lo haremos juntos- me agarra la mano y la aprieta dos veces. Ese es nuestro beso de manos, nos lo damos cuando nadie nos ve o cuando no tenemos ni fuerzas para movernos. Lo aprendimos hace tiempo.
Y así es como he llegado al sofá.
Como no quería despertar a Hec de nuevo, aunque me muero de ganas, he cogido los bártulos y me he mudado un rato. Quiero darle otro sentido a esta noche de pensar obligada, cambiar esta mente borde e insolente, por otra amable que me diga que todos esos caminos que se inventa, pues que ya los iremos viendo.
Con lo bonita que es mi cabeza cuanto me chiva las ideas para dibujar vasos por la mañana, esto no se corresponde con lo que teníamos pactado.
Antes de venir al blog, he escrito tweets, un estado en facebook, empezado un libro nuevo, tomado leche, visitado Instagram hasta que todas las fotos me han parecido iguales, y me he dado cuenta de que me faltan 8 uñas de las manos por pintar, no es broma, ojalá.
Pero nada me apetece, ni me llena, ni me convence como escribir para mí, y aquí estoy.
Cojo el ordenador, lo enciendo, abro una nueva entrada para escribir y me cuento cómo veo esto desde fuera, siempre ha sido mi terapia.
Creo que a mi mente le da vergüenza verse reflejada en estas palabras que yo misma escribo. No tiene sentido no querer pensar y seguir pensando, es ridículo, si tú eres dueña de todo, ¿por qué no de la mente en este momento? Pues porque no.
Es muy difícil conseguir frenar si has entrado en este loop a estas horas, así que no me queda otra que describir una mente que es caprichosa, mala y acosadora. Lo es, lo está siendo. Noto que ya para de pensar, que me entra sueño. Me dan ganas de acabar de escribir y volver a la cama.
Me voy bajando de las lianas de mi pensamiento y la teoría de cuerdas espero que pase a ser teoría de sueños.
No poder dormir es de lo peor pero si te salen entradas así… 🙂
Jajaja muchas gracias! echaba de menos bastante escribir para mí, y si ha tenido que ser por insomnio, pues que así sea 😀
Me alegro de que te haya gustado!!!