Pasando la mañana subida en 10 cms
Nos tienen acostumbradas a que las famosas siempre están espectaculares y que tenemos que seguir sus trucos de belleza para estar guapas.
Seguir 12 millones de dietas, comprar siempre en Prada y nada de salir de casa con la coleta de estar en casa ni para tirar la basura.
El chandal sólo y únicamente dentro del gimnasio y los tacones son un must en todo outfit chic que se precie, y si no has entendido esta última frase, ya te estás comprado el Vogue para no parecer una vulgar. ¿Qué te duelen los pies con 10 cm de tacón? ya te acostumbrarás chica, ¡eso no es nada!
Y un día te levantas con el ego subido y te planteas ponerte a la altura (muy literal esto) de las fotos de las revistas.
Sales monísima de tu casa con mentalidad de maruja pero con apariencia de Diva y llegas a tu supermercado del barrio, la más guapa, eso sí, todos los hombres te miran y tú, chulesca perdida, recorres cesta en mano el pasillo de los yogures.
Todo es genial hasta que llevas 15 minutos dando vueltas..
Tus pies, acostumbrados a vivir bien, no soportan tu peso y el peso de la cesta juntos y comienzan a clavarse aún más provocando un dolor insufrible. Llegas a la caja con cara de estreñida, rezas para que no se te haya olvidado pesar nada y para que todos los códigos de barra funcionen como deben y sales del super cargada como una burra, subida en tus tacones, con cara de amargada y andando cual cigüeña borracha.
Tienes que hacer más cosas pero sólo piensas en llegar a casa, ponerte el pijama y acurrucarte en una esquina alejada de esos 10 cm, pero llegar es otro infierno. Tu pelo fantásticamente peinado y tu maquillaje inspiración «luz de luna resplandeciente por la mañana + labios nude» han pasado a la historia gracias al sudor de cargar la cesta y las bolsas, tu preciosa camisa que colocaste de manera sugerente con un hombro al aire, ahora parece un trapo que no puedes dominar y esos vaqueros que antes te marcaban el culo perfecto ahora se han caído de cintura, te hacen arrugas y te marcan un perfecto michelín en la cintura por ajustarse donde no deben.
Pasas por un escaparate, te ves y ya nada importa, bolsas al suelo, goma al pelo y moño informal, tacones en la mano, pies descalzos y al que no le guste, que mire a las monas que acaban de salir de casa, con sus tacones de infarto y su pelo aún peinado.
(Que esas acabarán cayendo igual)
Jajajaja buen tema, dicen por alli que «mejor muerta que desarreglada»…pero todo tiene su limite…Un saludito.
Jaja, pues sí, casi que para ir a la compra es mejor dejar los tacones en casa y lucir unas cómodas y estilosas manoletinas 😀
Gracias por el comentario!